De fábrica de cemento a museo del cemento
Aconsejado por Guastavino, Güell se embarcó en un diseño osado para la nueva fábrica. Tenía que ser fácil, rápida y barata de edificar, había que aprovechar al máximo la potencia hidráulica de los altos de agua del Llobregat y, a causa de las condiciones inhóspitas del invierno de esta zona, la construcción tenía que cubrir todo el espacio ocupado por la maquinaria. Se optó por bóvedas tabicadas con motero de cal que se apoyaban sobre una armadura de cubierta metálica.
Los albañiles trabajaron en ella durante dos años y medio, y la fábrica se inauguró el día de San Jaime de 1904. Ya en 1911, se le añadieron un cuarto horno y una máquina de vapor para completar las turbinas. La gran chimenea fue conectada con todos los hornos y con las calderas. A causa de la dificultad en el transporte del cemento, hacia 1914 tuvo que construirse el enorme silo con contrafuertes para almacenar el clínker.
Los albañiles trabajaron en ella durante dos años y medio, y la fábrica se inauguró el día de San Jaime de 1904. Ya en 1911, se le añadieron un cuarto horno y una máquina de vapor para completar las turbinas. La gran chimenea fue conectada con todos los hornos y con las calderas. A causa de la dificultad en el transporte del cemento, hacia 1914 tuvo que construirse el enorme silo con contrafuertes para almacenar el clínker.